Sarita en plena faena
Miguel Mihura nació en Madrid en 1905. Estudió el bachillerato, idiomas música y dibujo, y desde 1924 comenzó a publicar cuentos e historias en diversas revistas. Durante la guerra civil, en San Sebastián, dirigió una revista llamada “La Ametralladora”. Fue fundador, propietario y primer director de “La Codorniz”. Su labor teatral se inició en 1932 con Tres sombreros de copa, que no se estrenó hasta veinte años después, ganando su primer premio nacional de teatro. Luego ganó este galardón en dos ocasiones más, con Mi adorado Juan y Maribel y la extraña familia. La mayoría de sus obras han sido traducidas y representadas en más de dieciséis idiomas.
En 1967 José María Forqué llevo a la gran pantalla Maribel y la extraña familia.
Pablo Lizcano le pregunta por Miguel Mihura
Un momento del rodaje de Confidencia junto al actor Julio Peña "considerado uno de los guapos de los años cuarenta"
1956. La Montiel junto al director José María Forqué y su mujer, en el estreno de Los jóvenes años de una reina.
¡Hay que mirarla!
Romy Schneider Junto a su Príncipe el actor Adrian Hoven en Los jóvenes años de una reina.
Esos perturbados señores de la censura, descubrieron que la dulce Princesa también tenía pechos...y como eso era algo anormal en una mujer, decidieron colocarle una discreta puntilla.
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De todos los acontecimientos que ha vivido, ¿de cuál guarda mejor recuerdo?
De los seis años que pasé en México, un país muy libre y con una calidad humana increíble. Allí tuve la suerte de conocer a muchos españoles exiliados que me ayudaron a saber por qué yo iba regular. Pero como era muy lista y despierta, me puse las pilas rápido.
¿Y el peor?
Pues lo de la censura, que incluso elegían el color de la lencería que sacaba en las películas. El público no supo que tenía unas piernas preciosas hasta 1963. Antes decían que no las enseñaba porque las tenía torcidas, gordas y feas. En los guiones no podía haber un divorcio, ni amantes ni escotes porque la Iglesia estaba bien metida.
De los seis años que pasé en México, un país muy libre y con una calidad humana increíble. Allí tuve la suerte de conocer a muchos españoles exiliados que me ayudaron a saber por qué yo iba regular. Pero como era muy lista y despierta, me puse las pilas rápido.
¿Y el peor?
Pues lo de la censura, que incluso elegían el color de la lencería que sacaba en las películas. El público no supo que tenía unas piernas preciosas hasta 1963. Antes decían que no las enseñaba porque las tenía torcidas, gordas y feas. En los guiones no podía haber un divorcio, ni amantes ni escotes porque la Iglesia estaba bien metida.
1 comentario:
Es brutal todo lo que hay en este blog. Fantástico!!!!
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