En 1960 con motivo del estreno de Carmen, la de Ronda en América, Sara inicia una nueva gira que la llevó por todos los países de habla hispana.
En agosto llega a Santiago de Chile donde presenta su película Carmen la de Ronda (1959) de Tulio Demicheli y actúa durante tres días en el teatro Rex con enorme éxito. Todo el país se volcó con la actriz y fue portada de numerosas revistas. Ecran (1930-1969) una de las primeras revistas cinematográficas nacionales y considerada hasta su desaparición en 1969 de las mejores de su especialidad, organizó un concurso para sus lectores y como premio, tomar el té con la estrella... Todavía faltaban unos cuantos años para que Sarita rescatase del olvido “Las camareras”, aquella divertida canción imprescindible en todas sus presentaciones teatrales, desde que la incluyera en su película Varietes (1971) de Juan A. Bardem.
En pocos días llegaron a la redacción de la revista miles y miles de cupones de todas las partes del país, y aunque por otro lado era lógico, dada la repercusión internacional de la estrella, aun así superaron todas las expectativas. Años más tarde, nos compensó y todos tomamos el té con ella, “echa-té, echa-té a la cama-rera le dicen e- cha- té”.
Su camarera para la TVE
Radio Corporación pagó siete millones de pesos para tener a Sara en dos audiciones, convencidos de que la popularidad de la estrella hiciera saltar el récord de audiencia, como así fue. En Santiago de Chile participó como primera figura en un festival a beneficio de los damnificados por el terrible terremoto de 9,5 en Escala de Richter, acaecido el 22 de mayo de 1960 y que segó la vida de más de 5.000 personas.
En la llamada Perla del Pacifico, Guayaquil (Ecuador) su llegada al aeropuerto fue apoteósica, miles de fans la esperaban y acompañaron hasta la misma puerta del hotel. En San Juan de Puerto Rico batió récord de taquilla. En Buenos Aires, formó tal revuelo que los diarios no dejaban de escribir sobre ella, incluso el famoso maestro Edgardo Donato (1897-1963) autor del famoso tango A media luz y de más de 200 temas, le dedicó una partitura que decía: “A mi mejor interprete”. La prensa la llamó La Gardelita (en recuerdo a Carlos Gardel) y el famoso diario “Clarín” dio este titular: “Frío en Buenos Aires: cero grados. Calor: debut de Sarita Montiel”. Y después San Juan, Córdoba, Rosario, Lima, Puerto Príncipe, Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla…
Mi último Tango (1960) de Luis César amadori. ¡50 años!
En su frenético recorrido por todos esos bellos países, la estrella acabó agotada, y de nuevo en España, la esperaba una nueva gira, esta vez por Oriente Medio y Grecia y lo más importante, tenía que preparar su presentación teatral en España, que no se llevaría a cabo hasta noviembre de 1962. Pero eso será otro día.
4 comentarios:
Que maravilla de blog, que forma tan bonita de acercarnos el mito Montiel. Me encanta tu material gráfico, especialmente el de los años 50, mi epoca favorita de Sara, su época mexicana y estadounidense y su regreso a España, estaba en el máximo esplendor de su belleza. Un saludo, Diego.
Comentarios así le levantan a uno el ánimo. Muchos amigos estarían de acuerdo contigo en lo de los años cincuenta, digamos que son los años clave, donde empieza a forjarse el mito Montiel. Gracias Diego por pasearte por aquí y espero que vuelvas. Saludos
Irrepetible la Gran Sara Montiel. Inmortal atemporal
Algo que no se repetirá.
Totalmente de acuerdo.
Gracias Jose, por pasar y comentar.
Un saludo
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