Sara Montiel quiso conocer a una gran artista que muchos años antes había conquistado el mundo con su arte y que lo fue todo para el cuplé.
Raquel Meller apareció por vez primera en un
escenario un día de febrero de 1907, en La
Gran Peña. A Sara
le hacía mucha ilusión conocer y hablar con la gran artista. Cuando se presentó
en casa de la Meller,
fue su hijo, Jordi Enric, quien recibió
a la Montiel. Cuando
éste hizo saber a su madre quién estaba esperando ser recibida, se enfado muchísimo
y lanzándole una zapatilla le dijo que se fuera, que no la quería ver. “¡Fuera
de mi casa!”. Es verdad que Sara sabia del carácter de Raquel, pero pensó, que
mediando su hijo todo podría ser distinto pero no fue así. Sara quedó muy afligida
y decepcionada. Su hijo intentó por
todos los medios disculpar a su madre, pero la Montiel también se
encontraba presa de un ataque de nervios. Unos nervios que no le impidieron
abrir una vitrina donde se encontraba guardada con mucho celo la peineta que
lució la famosa cupletista cuando cantó por vez primera el famoso cuplé el Relicario. Sin pensarlo dos veces cogió prestada la famosa
peineta y hasta el día de hoy. Mientras tanto, trataban de calmar a Raquel…
Todo
esto nos lo relataría la propia actriz años más tarde.
Cuando
Raquel Meller se casó con su primer marido, el diplomático y escritor Enrique
Gómez Carrillo adoptaron a Elena, su primera hija. De su segundo matrimonio con
el empresario francés Demon Sayac adoptaron a su segundo hijo, Jordi Enric
Sayac. Dicen que con sus hijos no mantuvo nunca una relación estrecha y mucho
menos afectuosa. La propia Raquel dijo en muchas ocasiones: “¡Yo crecí sin
cariño de nadie! ¡Nadie me quiso en mi niñez!”
En
1920 Raquel Meller estrenó en el teatro Maravillas “El niño perdido” y su hija
Elenita con cuatro añitos recién cumplidos salía bailando.
Raquel Meller falleció un 26 de julio de 1962, a su lado estuvieron su mejor amiga y su hijo.
Raquel Meller falleció un 26 de julio de 1962, a su lado estuvieron su mejor amiga y su hijo.
Raquel Meller junto a su hijo Jordi aplauden a Gloria Lasso (1959)
En
1965 a
los veintisiete años, fallecía en un
accidente de tráfico su hijo Jordi. Se da la circunstancia de que el joven hijo
de la fallecida Raquel Meller hacía cuatro meses que había contraído matrimonio
con la enfermera que atendió a su madre en el hospital. Su padre, el conocido
empresario francés, acababa de llegar de París para visitar a su hijo.
En
1967 se suicidaría su hija Elena, a los cincuenta años.
El
periodista y amigo de Raquel Meller, Pablo Vila San-Juan dijo que Raquel cada
vez que le nombraban la película El
último cuplé o el nombre de su intérprete montaba en cólera arremetiendo
contra todos, incluso contra el público que aplaudía al nuevo ídolo de la
pantalla. (Sara Montiel, que por supuesto
estaba al corriente de esta aversión por parte de la famosa tonadillera, y
sabiendo que la podía perjudicar, trato el tema con mucha elegancia y respeto
por quien había sido una de las
grandes, una artista excepcional sin duda, y una mujer de personalidad única al igual que ella).
Cuando su amigo Vila le fue a visitar al
hospital, quedándole ya poca vida, Raquel le dijo que ya estaba en paz, pero le
quería decir algo. Que todo lo que le había dicho de Sara era mentira: Tenía celos. Envidia de su juventud, no de
su arte, de su alegría, de su
esperanza de amar, cuando yo me sentía morir sin un solo amor a mi lado. Tampoco le dijo algo que los amigos más
íntimos nos supieran o intuyeran.
Sarita Montiel resucitó aquellos viejos cuplés y con ellos a unas maravillosas artistas que lo fueron todo en una época y que desgraciadamente estaban olvidadas. De alguna manera todos quisimos saber de dónde venían esos cuplés, quiénes fueron esas artistas, sus autores, quiénes las estrenaron…Se editaron centenares de cancioneros de Sara con todas ellas.
Otras los cantaron antes que Raquel, pero tuvo que llegar ésta para darles estilo, personalidad…para posteriormente pasar al baúl de los recuerdos. Hasta que por casualidad el destino (sabio) se las ofreció a Sara en bandeja de oro y las hizo suyas, suyas.
Sara Montiel supo con su estilo, su voz (ese arrastrar las sílabas) y con su belleza devolverles el brillo de antaño. Y por supuesto abrió la veda para otras cantantes que creyeron que la fórmula estaba en las canciones, y no fue así. Se apuntaron al filón cinematográfico sin el éxito de la original. Porque los cuplés estaban desde siempre allí esperando que alguien les diera luz y vida. Esperando a Sara Montiel.