11/02/2011

Marlon Brando





Marlon Brando





De la larga y exitosa carrera de Sara Montiel, sería imposible enumerar la cantidad de personajes interesantes dentro del mundo de la cultura que ha tenido la oportunidad de tratar y de hacer amistad. Uno de esos personajes increíbles dentro del mundo del cine fue Marlon Brando, Marlon…

Cuando uno busca en el diccionaro el significado de "actor" nos tendría que llevar a un nombre: ¡Marlon Brando! y simplificaría mucho las cosas.




Durante un ensayo de la obra de Tennessee Williams Un tranvía llamado deseo, el puñetazo de un compañero le hizo perder su perfil perfecto. Ese golpe (dicen) caído del cielo, convirtió su línea de nariz recta en aguileña y le dio caracter y una belleza salvaje, que le vino muy bien al polaco Stanley Kowalski: esa hermosa bestia nacida de la pluma de Tennessee. De una virilidad y una sensualidad que dejaba en paños menores a cualquier actor de su generación, nunca quiso ser un hijo de Hollywood. Su negación a todo acabó causando el efecto contrario hasta convertirlo en el actor e icono más importante del mundo del cine. La sombra de su propio personaje se estaba imponiendo en su vida y empezaron a asociar esa personalidad, salvaje, bravucona y rebelde a la suya propia. Su talento hizo que hubiera otros personajes increibles y alejados de aquel bello y salvaje Kowalski. Pero cuando le veíamos en la pantalla, impregnado de ese magnetismo sexual, sabíamos que "la bestia" podía despertar. Y eso era y es más que suficiente para que nuestro trasero permaneciese pegado en la butaca de un cine o, cuando le vemos en TV, seamos incapaces de cambiar el canal.

Marlon y su recto tabique nasal.


Marlon Brando, el icono que no quiso ser



Vivien Leigh, Marlon Brando, Kim Hunter y Karl Malden.
Un casting inolvidable.

Sí, es una de esas películas de las de toda la vida, de esas que así la vea mil veces siempre encuentro el punto de emoción que me hace falta para desahogarme a gusto y regocijarme entre lágrimas. Un tranvía llamado deseo (A Streetcar Named Desire) (1951). Y aunque tengo ojos para todos esos personajes maltratados y maltratadores, mis ojos siempre se posan con ternura sobre Vivien Leigh.




Vivien Leigh



Sara siempre dijo que, desde que vio El puente de Waterloo (Waterloo Bridge, 1940) Vivien Leigh pasó a ser otra de sus actrices favoritas. A mí, Vivien me sedujo para siempre en Lo que el viento se llevó (Gone wind the Wind, 1939). Es una de las películas que más veces he visto. Pero es verdad que El puente de Waterloo es poseedora de una de las historias de amor más hermosas del cine y Vivien junto a Robert Taylor formaron una de mis parejas favoritas. Os recomiendo a quien no la haya visto que salga corriendo a buscarla y preparad el pañuelo.





En cualquiera de sus películas, ya en los títulos de crédito me tiene ganado para el resto del celuloide. Por su interpretación de Blanche Dubois en Un tranvía llamado deseo, Vivien ganó todos los premios importantes de aquel año 1951: el Oscar, el Bafta en Inglaterra y el Globo de Oro. Tres años después, Marlon Brando ganaría su primer Oscar de la mano de Elia Kazan, director que le guió en tres de sus mejores películas: Un tranvía llamado deseo (1951), ¡Viva Zapata! (1952) películas por las que estuvo nominado, hasta que llegó La ley del silencio (1954) por el que obtuvo el codiciado premio. Brando ganó otro Óscar por su genial interpretación de Vito Corleone en El padrino (1972) de Francis Ford Coppola. Premio que rechazó en su nombre una india leyendo un comunicado de protesta por la situación que atravesaban las tribus en EEUU.





¡Dulce despertar!



El puente de Waterloo

Robert y Vivien la pareja perfecta.






Hollywood

1954 fue un año clave en la filmografía de la estrella y en lo personal. Acababa de rodar Veracruz, gira promocional junto al mítico actor Gary Cooper, le ofrecen otra película, Serenade, dirigida por el que sería su primer marido Anthony Mann. Y, aunque no es el cine que quiere hacer, es una oportunidad única y sabe aprovechar el momento “divino” que está viviendo.


Brando se encuentra rodando aquella curiosa película Ellos y ellas (Guys and Dolls, 1955) donde bailó y cantó junto a Jean Simmons. Fue en un descanso de esa película donde Sara conoce a Brando (alguien me contó que ellos ya se habían conocido anteriormente y que fue el propio Brando quien la invitó al rodaje de la película, pero eso es algo que sólo la estrella sabe realmente). La cuestión es que se conocieron y simpatizaron, lo cual se trasluce fácilmente en esas fotos que dieron la vuelta al mundo.



¡Los huevos de Marlon!

Brando que ya había rodado en México ¡Viva Zapata! no le era desconocido el idioma español y no dudó en ponerlo en práctica con Sara. ¿Y qué nos une, unos a otros? ¿El sexo? también, pero hay otra cosa inicial o posterior importante: un buen plato de comida. Pues eso, hablando de la diferencia entre la cocina mexicana y la española, la estrella le comenta que ella no es un as dentro del mundo culinario, pero que hace los huevos fritos con ajos al estilo manchego, riquísimos. Según la propia estrella, ahí quedó la cosa, hasta que un buen día el señor Brando se presenta en su casa para comprobar el sabor de los huevos fritos de nuestra Sara de la Mancha. Y bueno, se lo pasaron bien. Sí, Sara dice que escaló el Himalaya junto a Brando ese día, o que estuvieron jugando al parchís, o a las canicas, la creo firmemente. Conociendo la trayectoria “culinaria” de Brando, y lo que ha querido Sara Montiel que sepamos de su vida, cualquier cosa es posible, por rocambolesco que alguna vez nos pueda parecer.



Creo que las empresas y servicios relacionados con huevos en España (como mínimo) le deberían haber enviado a Sara Montiel un par de docenas al mes gratis, creo yo.



La película del escándalo El último tango en París (1972) Bernardo Bertolucci.
Para muchos, la última película de Brando.
Fue una película difícil para Brando y marcó la vida profesional y personal de la recientemente fallecida María Schneider.


Sarita y Marlon durante un descanso del rodaje de la película Ellos y ellas



Aquí tenemos a una Sara divertida, que se lo pasó en grande contestando a unas preguntas “robotizadas” en un programa de TVE y, mira tú por donde, original.

El gesto

¡Uy! Marlon

Amados mios


¡Bella!